Diseño arquitectónico, gestión de uso y evolución en el tiempo: condicionantes para el confort ambiental integral en viviendas
Resumen
Desde 1970 el área residencial en Argentina ha aumentado sus necesidades energéticas de forma constante, al incorporar
equipamiento para mejorar la calidad de vida. Actualmente, el 70 % del total del consumo de energía eléctrica en el Nordeste del
país se destina a reacondicionar los espacios, térmica y lumínicamente.
Como hipótesis, se plantea que el incremento en los consumos de energía es consecuencia de diseños arquitectónicos que no
colaboran a lograr el bienestar psicofísico de las personas, obligándolas a incorporar equipamientos para climatizar los espacios y
utilizar iluminación artificial durante todo el día, desaprovechando la luz natural. Para confirmar la hipótesis se estudió un conjunto de
120 viviendas sociales individuales urbanas de más de 30 años en la Ciudad de Corrientes. Su elección es producto de detectar, en
las soluciones habitacionales provistas por el estado, tipologías estandarizadas y económicas, sin consideraciones del entorno, el
clima ni de las formas de habitar regionales.
Realizando una investigación explicativa y utilizando el método analítico – deductivo, se aborda la investigación en tres etapas. A
partir de allí, se definen cinco variables (Formas de habitar, Ampliaciones o reformas surgidas de las formas de habitar,
Comportamiento térmico, Lumínico y Acústico del espacio arquitectónico) que, a través de una matriz, muestran sus interrelaciones
una estimación de los consumos energéticos consecuentes. Mediante entrevistas y encuestas se conocen las condiciones de
bienestar percibidas, las instancias donde fue necesario incorporar equipamientos de climatización e iluminación, o intervenir con
ampliaciones y reformas a lo largo de los años.
Se determina el comportamiento térmico, lumínico y acústico de la tipología de vivienda analizada, a través de procedimientos de
evaluación estacionarios y dinámicos. La investigación, en primera instancia, concluye que las envolventes verticales y horizontales
del conjunto alcanzan los niveles mínimos de transmitancia térmica (K) recomendados por la Norma IRAM 11605, pero no permiten
alcanzar el confort en los espacios por tiempos prolongados, principalmente en época estival, debido a la incidencia solar sobre los
paramentos. A su vez, la tecnología de las aberturas no permite la estanqueidad, intensificando la percepción de disconformidad
térmica en los espacios. En segunda instancia, se detecta que todas las viviendas cuentan con dos espacios con ventilación cruzada
(que en teoría colaboraría en disminuir la temperatura del espacio). Sin embargo, el 48% de dichas aberturas están orientadas Este
– Oeste, aumentando la ganancia térmica por incidencia directa del sol. Las entrevistas y las simulaciones han permitido verificar que
esta situación desfavorable inicialmente se intensifica a lo largo de los años por el uso y ampliaciones realizadas, relacionadas con
las formas de habitar, repercutiendo en el incremento del consumo energético. El espacio más afectado y modificado en función de
las cinco variables estudiadas es el Comedor- Estar, siendo el espacio de mayor permanencia y con mayores exigencias de
adaptabilidad. Por su parte, la iluminación es adecuada para las actividades pasivas planteadas en una vivienda: se alcanzan los 100
a 200 lux (valores recomendados por la Norma IRAM-AADL J 20-06) en zonas cercanas a las aberturas, cuando las persianas están
abiertas. Se verifica que, para alcanzar el bienestar térmico y acústico en los espacios, las ventanas y persianas permanecen
cerradas o en algunos casos han disminuido sus secciones por cuestiones de seguridad. Ante ello, se detecta el incremento del uso
de luminarias durante todo el día, para alcanzar los niveles mínimos de iluminación. La determinación de estas cinco variables
(Formas de habitar, Ampliaciones o reformas surgidas de las formas de habitar, Comportamiento Térmico, Lumínico y Acústico del
espacio arquitectónico) constituyó la base para desarrollar una matriz que permitió trabajar las interrelaciones para establecer los
consumos energéticos.
Con el análisis realizado, se hace evidente la necesidad de incorporar la dimensión humana (Alías, 2021) a la problemática, para
generar espacios ambientalmente saludables, donde el habitante es la causa y efecto de habitar los espacios, concluyendo que, sin
su participación activa y comprometida, cuestiones como la incorporación de cuestiones técnicas a la reglamentación, los estudios y
las pautas y criterios de diseño pasan a un segundo plano. En función de ello, y antes de determinar los lineamientos, se hace
necesario establecer categorías (sin intervención, mínima intervención, compromiso) de acción y participación de los habitantes en lo
que se refiere a cada lineamiento, para alcanzar los máximos periodos de confort con la mínima intervención de recursos energéticos. Las conclusiones de la investigación permiten establecer lineamientos y pautas en combinación con estrategias pasivas
de diseño. Si bien se toma como parámetro el caso de estudio, dichas pautas y estrategias serían factibles de ser aplicadas a futuras
intervenciones de características similares.