Comparada de cráneos en distintas especies
Fecha
2024-10-17Autor
Barrios, F. Y.
Venegas Silva, C. A.
Resoagli, Juan Martín
Metadatos
Mostrar el registro completo del ítemResumen
Los huesos de la calavera, en su conjunto, forman una caja ósea que da protección a los principales órganos del sistema nervioso central. Son considerados como huesos planos, de origen membranoso con excepción de los que forman la base del cráneo, considerados como huesos irregulares y de origen cartilaginoso. Solo se unen 2 mediante unión sinovial y el resto por uniones fibrosas. Los huesos de la calavera se dividen en: los del cráneo y del rostro, los primeros son un número de 10, siendo los 3 pares y 4 impares; y los segundos son en número 21, siendo 9 pares y 3 impares. Las distintas especies se caracterizan por presentar diferencias en los huesos de la cabeza, por lo cual es importante saber para entender la adaptación, evolución y la identificación en la práctica. Las principales diferencias que presentan es que en equino el cráneo es largo y estrecho con frente plana, a comparación del bovino que es corto y ancho, pero con frente convexo, el cervato y ovino tienen un cráneo pequeño con un frente convexo, por último, el carnívoro presenta un cráneo corto y ancho con frente plana, siendo esto importante en la observación del mismo. El objetivo de este trabajo fue describir como se dividen los huesos que componen el cráneo, descripto en la introducción, así como incorporar nuevo material didáctico al museo de anatomía I. Para el siguiente trabajo se utilizaron 7 cráneos de las diferentes especies, como equino, bovino, ovino, cervato, carnívoro, cerdo y aves; provenientes de las clases prácticas de disección, dictadas en la Facultad de Ciencias Veterinarias UNNE. Para la realización de este trabajo se procedió a realizar la disección completa del cráneo del equino, carnívoro y cerdo, dejando al descubierto los huesos, y a las demás cabezas se hizo la disección incompleta, dejando una parte al descubierto sin piel y otra conservándola. Para poder conservarlos se lo dejó en solución de formol al 10% durante 10 días, posterior a este tratamiento se secó el material a temperatura ambiente durante cinco días, siendo por último la aplicación de barniz diluido al 30% para proteger a las piezas de mohos, insectos y daños provocados por el ambiente. Del material obtenido se obtuvieron piezas que facilitarán el estudio y compresión por parte de los alumnos que recurren al museo de Anatomía I.
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- Documentos de conferencia [1165]










