Sobre el papel que desempeña la ontología en la problemática del conocimiento presente en las tempranas obras de Gilles Deleuze

Abstract

El problema en el cual se enmarca la presente comunicación consiste en cómo resolver la aparente incompatibilidad entre una ontología de carácter multiplicitaria y una filosofía del conocimiento positiva. Esto puede formularse como la interrogación respecto de cómo alcanzar una concepción de la actividad de precisar a partir del pensamiento las determinaciones de la realidad desde una comprensión de esta última sustentada en un radical devenir y diferencia. El objetivo de esta comunicación es precisar el papel que ocupa la reflexión ontológica en la problematización de la teoría del conocimiento moderna que puede localizarse en obras de Gilles Deleuze del período 1954-1968. La metodología adoptada consistió en un abordaje analítico comprensivo y critico reconstructivo aplicado especialmente a obras de dicho autor tales como Empirismo y Subjetividad (Gedisa, 2007) Nietzsche y la filosofía (Anagrama, 2008) y Diferencia y repetición (Amorrortu, 2009). Tras haber propuesto en su primer obra el proyecto de una teoría del ser referida a las condiciones prácticas y no a contenidos esenciales (2007, p. 148) Deleuze comienza a desarrollar el nexo entre ontología y gnoseología desde el horizonte del "giro inmanentista" inaugurado por Immnauel Kant (2008, p. 131), es decir en el marco de la perspectiva constructivista sobre el conocimiento. Para Deleuze lo problemático de este giro y sus continuaciones reside en la persistencia de una concepción todavía clásicamente metafísica de la relación entre realidad cognoscible y realidad en sí. La crítica deleuziana se sostiene en dos tesis: hay una consistencia mínima en la realidad ya no objetiva sino en sí, y tal positividad incluye una elemental topología (2009, pp. 98-100 y 47-54). Esto último se debe a que Deleuze supone una diferenciación espacial básica en lo real, dentro de la cual el nivel más profundo tendría como determinación primaria el cambio constante y la heterogeneidad no como oposición entre términos sino como pura afirmación de singularidades. La crítica entonces al inmanentismo kantiano señala que éste reproduce una abstracción respecto de los estratos más profundos de lo real al pasar por alto esa complejidad y ese dinamismo cuando postula una re-presentación de la realidad según determinaciones simplificadoras, que no captan la diferencia en todo su poder (2008, pp. 76-77 y 132-133). La manifestación más notable de esta simplificación es la postulación de una conciencia invariablemente exterior a la sensibilidad percibida. La clave para el proyecto de una inmanencia absoluta se encuentra, según Deleuze, en la combinación de una concepción de síntesis como relación afirmativa de singularidades (o enlace que no subsume sus términos a una instancia exterior a ellos) y de un principio determinante interior a sus objetos (2009, pp. 260-269 y 327-330). En este punto Deleuze retoma la noción "trascendental" para proponer la idea de condiciones de la experiencia que le asignan determinaciones sin dejar de ser internas a la misma experiencia, alumbrando así un "empirismo trascendental". Tal radicalización de la experiencia no abandona la dimensión condicionante de lo sensible, y conduce a una recuperación de la ontología en la medida en que, por un lado, la división fijada por Kant entre objetividad y cosa en sí se replantea al extremarse la plasticidad del constructivismo, extendida ahora al movimiento mismo del ser o de lo real en sí. En virtud del peso dado al devenir ese movimiento es asumido como producción. Asimismo, debido a la primacía de la afirmación, se considera que las determinaciones de tal producción no están regidas por una negatividad (como fuera postulado por otra alternativa al objetivismo kantiano: la ontología de la dialéctica hegeliana). Como conclusión parcial puede señalarse que la reflexión ontológica se presenta en las primeras obras de Deleuze no como la recuperación de la tradición metafísica sino como recurso complementario al proyecto empirista de una gnoseología más allá del marco representativo y subjetivista. En esta ontología la idea de realidad material evoluciona hacia un positivismo pluralista afirmativo, cuyo desafío posterior es responder a la pregunta por el modo en que atributos trascendentales del ser pueden encontrar compatibilidad con la pura variabilidad.