La movilidad territorial desde la perspectiva de los jóvenes : Resistencia, Chaco, Argentina
Resumen
En primer lugar, vale un señalamiento acerca
del concepto “ambiente”. Para ello voy a citar una
obviedad que Gibson (1979:8) hizo famosa:
Ningún animal puede existir sin un ambiente [environment]
que lo rodee [sorrounding]. Igualmente
[…] un ambiente implica un animal […] a ser rodeado”
Llevándolo al plano de las entidades humanas
y sociales, el ambiente (el entorno, the environment)
existe en tanto existan seres humanos que lo
definan como tal y se interdefinan, de alguna manera,
en él. Esa “alguna manera” estará dada por las representaciones
que la sociedad y el individuo se hacen
de su entorno y su relación con él. Tal construcción es
resultado, sin lugar a dudas, de la experiencia histórica
de dicha sociedad y de las posibilidades de hallar
explicaciones o legitimaciones a los fenómenos con los
cuales interactúan. El individuo y la sociedad a la
que pertenece, organizan el sistema de su entorno, suponiendo
en él su propia organización. En otras palabras,
proyectan su organización interna en la representación
que se hace de la organización de los fenómenos
fuera de sí (Ingold 1986:2). En este sentido,
el ambiente, lejos de ser una realidad ajena o periférica
a la experiencia humana, es la representación cultural
del entorno. Es netamente experiencia humana.
De La Cruz Luis María. 2001. Tomando lo
expuesto por este autor, en la Figura Nº 1 se
expone en forma esquemática una interpretación
personal sobre la posible interacción
que se puede dar entre el sistema social y el
espacio urbano. Consideramos que la expresión
manifiesta de cada persona (en este
estudio referido a la movilidad cotidiana que
efectúa cada sujeto usuario de la vía pública),
está estrechamente relacionada con las pautas
culturales o el sistema de valores de la sociedad
a la cual pertenece; por ende, el estado
del ambiente o el equilibrio ambiental del
hábitat donde viven las personas en sociedad
va a depender del modo en que cada grupo
social proyecta su sistema de organización
política y económica sobre dicho espacio.
Por lo tanto, cada sociedad actúa sobre el
ambiente (acción antrópica) para modificarlo,
transformarlo o para acomodarse a él, a
fin de satisfacer sus necesidades de acuerdo
con el nivel de desarrollo tecnológico alcanzado
y dentro del marco cultural de las relaciones
micro y macroeconómicas del momento
histórico que se esté analizando. La
configuración espacial resultante incidirá en
el desplazamiento diario del conjunto de la
población.
Así como la sociedad influye en la
transformación del ambiente, también la acción
encarada por ella puede reestructurar su
propio espacio, acondicionándolo a fin de
optimizar su funcionamiento de acuerdo experiencia
de participación ciudadana existente
en la comunidad, mediante la cual se canalicen
intereses y requerimientos de los protagonistas
quienes conviven cotidianamente en
un lugar y en un tiempo determinado.
Los aportes que figuran en esta investigación
son parte de un trabajo mayor que se realizó
en el marco del Proyecto Multicéntrico 2007,
entre el Instituto de Geografía de la UNNE
y el Centro de Estudio de Población
(CENEP), Buenos Aires, Argentina, correspondiente
a la Beca “Ramón Carilllo – Arturo
Oñativia”, otorgada por el Ministerio de
Salud de la Nación, Comisión Nacional Salud
Investiga y bajo la Coordinación de la
Lic. Rosa Geldstein]
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