Respuesta del cultivo de girasol (Helianthus annuus) a diferentes fertilizantes en el sudoeste chaqueño
Resumen
La producción de girasol en nuestro país se ha conformado en una economía regional de la cual dependen miles de productores en su mayoría pequeños y medianos asentados en las regiones agrícolas más marginales del país, como son la provincia del Chaco y el norte de Santa Fe, el Este de La Pampa y el sudoeste de Buenos Aires. Más allá de los productores, gran parte de la actividad económica de estas regiones se mueve en torno al desarrollo de este cultivo (Ingaramo 2020). El rendimiento nacional promedio del cultivo de Girasol en las anteriores 5 campañas fue de 20,8 qq/ha. (Ingaramo 2020). Siendo el rendimiento potencial del Chaco entre los 4000-5000 kg/Ha (Ing. Agr. Verónica Sauer, comunicado personal). Sin embargo, el potencial de rendimiento en grano de los cultivares de girasol argentino es de 4500-5500 kg/ha, aunque rara vez se alcanza en condiciones de producción.
La posibilidad de expresar este potencial determinado genéticamente dependerá de las características del ambiente durante el ciclo del cultivo, es decir, de los factores climáticos, edáficos y biológicos (enfermedades, plagas animales) que afecten su crecimiento y desarrollo. Algunos de estos factores pueden ser manejados por el hombre (por ejemplo, la fertilización), mientras que otros, son relativamente predecibles, aunque no pueden ser controlados (por ejemplo, la temperatura, la radiación solar incidente en un momento determinado) (Aguirrezábal, 2010).










