Dinámica de la transmisión de la anemia infecciosa equina en dos establecimientos de San Luis del Palmar, Corrientes
Resumen
La anemia infecciosa equina (AIE) es una enfermedad viral que afecta a los equinos, asnos y mulas, causada por un virus ARN,
Familia Retroviridae, género Lentivirus. El objetivo del trabajo fue evaluar la dinámica de la transmisión de la Anemia Infecciosa
Equina en dos establecimientos con diferentes manejos. El trabajo se realizó en San Luis del Palmar, Corrientes. El diagnóstico
serológico utilizado fue la técnica de IDGA. En ambos establecimientos se llevó a cabo el control de la iatrogenia en el momento de
la toma de muestras. El establecimiento 1 (E1) contaba con una manada de 10 yeguas y un padrillo. El antecedente es que la
manada era positiva a la serología para AIE, y contaba con 6 camadas de potrillos seronegativos nacidos y amamantados de estas
madres, y destetados aproximadamente a los 8 meses de edad. A los potrillos se les realizó un control serológico a los 11 meses de
vida, y en ese momento fueron apartados de la madre y trasladados a un establecimiento con una población equina seronegativa. En
el año 2015 se realizó el control serológico de la manada de yeguas y el padrillo, y en el 2016, el control serológico de una camada
de 7 potros hijos de 11 meses de edad al momento de su separación de la madre. El establecimiento 2 (E2) presentaba una manada
de 116 equinos, la mayor parte de los animales fueron positivos a la serología. En este establecimiento se llevó a cabo un
seguimiento de todos los equinos durante 3 años. En el E1, en el año 2015 toda la manada de yeguas y el padrillo tenían serología
positiva. En el año 2016, los 7 potrillos de 11 meses de edad fueron negativos al test de Coggins. Estos resultados, sumados a los
antecedentes de varias camadas de hijos seronegativos, revelan cómo animales con la forma inaparente de la enfermedad pueden
tener hijos seronegativos, aun cuando hay autores que afirman que en ocasiones el virus puede pasar la barrera placentaria,
producirse una infección intrauterina, infectar al feto y provocar el aborto o el nacimiento de potros infectados que frecuentemente
mueren en los meses siguientes. Otros, mencionan que la transmisión in útero de la yegua al potrillo es rara o muy poco frecuente;
en cambio hay quienes señalan que tales exposiciones tienen el potencial para la transmisión y con mayor riesgo si aumentan los
niveles de viremia. Además, el diagnóstico serológico se realizó a los 11 meses de vida de los potrillos para evitar la interferencia de
los anticuerpos maternos. La vía digestiva es considerada como una posible vía de transmisión del virus, a través del calostro,
durante los dos primeros días de vida, debido a que en ese momento el intestino del neonato puede absorber grandes moléculas.
Sin embargo, estos potrillos negativos amamantaron de sus madres positivas hasta los 11 meses de vida. En el E2 se evidenciaron
una disminución año a año de los animales seronegativos; en éste, conviven animales sanos con enfermos y/o portadores
asintomáticos. Cabe mencionar que las condiciones de la zona, favorecen la alta densidad de vectores. Además se llevaron a cabo
controles para minimizar el contagio de la enfermedad por medio de la iatrogenia, evitando su rápida difusión. Está demostrado que
la transmisión de la enfermedad se da principalmente por medio de los vectores pero también se menciona que la rápida difusión y
los brotes eran producidos en la mayoría de los casos por la mano del hombre. En el E1 los potrillos, a pesar de nacer y convivir con
sus madres y padre seropositivos durante 11 meses, no contrajeron la enfermedad; y luego de trasladados a un establecimiento
donde todos los equinos son seronegativos persisten en esta condición a lo largo de su vida. En el E2 los animales negativos que se
incorporan a una población de animales enfermos se infectan en diferentes periodos de tiempo, pero todos llegan a contraer la
enfermedad. La situación en el E1 se podría atribuir a que los animales, al recibir un buen calostrado y al haber sido amamantados
por sus madres positivas, obtendrían una importante protección inmunológica que evitaría su contagio a pesar de la existencia en el
medio de los principales transmisores de la enfermedad. El análisis de la dinámica de la transmisión de AIE en ambos
establecimientos se le atribuiría al manejo diferenciado.
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