Aproximación al problema de las relaciones entre experiencia y trascendentalidad en Deleuze
Resumen
INTRODUCCION
El objetivo de esta comunicación es precisar las relaciones entre el conocimiento, la experiencia y lo trascendental tal como se
tematizan en dos obras de Gilles Deleuze: Nietzsche y la filosofía y Diferencia y repetición. Esto se enmarca en el proyecto de
reconstruir la significación y valor asignados al conocimiento representativo en el primer período de la filosofía deleuziana.
-RESULTADOS Y DISCUSIÓN:
La tematización del conocimiento en Deleuze tiene lugar dentro de una Reflexión ontológica centrada en la diferencia en sí. A su vez,
entre las cuestiones que integran tal tratamiento se destaca la distribución entre el dominio de lo empírico y el dominio de lo
trascendental.
En Nietzsche y la filosofía Deleuze ensayó una distribución de tales áreas a través de la distinción extensiva a toda forma de vida
entre el dominio de las fuerzas y el dominio de las valoraciones. Estas últimas eran concebidas como dimensiones múltiples y
generadoras de las instancias empíricas como actos, creencias o conductas en general.
En este marco, el problema del conocimiento adquiere relevancia no como objeto de una especulación racional autónoma sino como
referente de lo que podría llamarse una práctica clínica, porque se considera que el fenómeno de la creencia en la verdad responde
a un principio genético de carácter patológico, como es el nihilismo. El concepto tradicional de conocimiento manifiesta esta afección
en su remisión a un principio que explique los fenómenos desde una negación de la diferencia inherente a la vida. La disolución de la
abstracción propia del concepto de “verdad en sí” acontece en virtud de una indagación que involucra una reflexión ontológica, al
necesitar dar cuenta de la distribución heterogénea de dominios que corresponde a todo fenómeno. Esta distinción resulta
importante porque sólo cuando se distingue el nivel que corresponde al elemento genético de aquello que es efecto se vuelve factible
una genuina liberación de la reproducción del elemento condicionante. Este planteamiento del problema del conocimiento, que lo
desplaza de su otrora centralidad tiene una continuación en la obra posterior Diferencia y repetición.
Allí, Deleuze prosigue la crítica nietzscheana a la cultura occidental proyectándola sobre la historia de la filosofía, revelando que el
principio genético interno que reproduce el pensamiento corresponde a una condición negativa en la medida en que niega la
diferencia al confundir los dominios mencionados: lo empírico y lo trascendental. Desde la perspectiva deleuziana, esto se localiza en
el idealismo de Immanuel Kant y su concepto de conocimiento. A juicio de Deleuze, Kant frustró su descubrimiento de las
condiciones de la experiencia al tomar como modelo (subrepticiamente) elementos de la experiencia corriente, bloqueando así la
naturaleza radicalmente plural de lo trascendental. Esta imitación entre los dominios se evidencia en la concepción kantiana del
conocimiento, que lo reduce a un re-conocimiento, lo que tiene como efecto erigir una doble identidad: entre la cosa objeto de
conocimiento, que se considera unitaria, y el sujeto que asegura tal unidad por su propia condición idéntica. Según Deleuze, esto se
habría reforzado a través de la doctrina kantiana de las facultades. La crítica deleuziana a esta doctrina estriba en que el criterio
implementado (la existencia de fines de la razón que jerarquizan las diversas facultades) presuponía, como fines pretendidamente
racionales, abstracciones que se corresponden a interés históricos y particulares. Como resultado, se confina la potencia productiva
del pensamiento en un sistema de selección formal de la experiencia.
En conclusión, un elemento importante en la caracterización de la filosofía deleuziana es la tensión mantenida entre una ontología
pluralista y el intento de recuperar la noción de trascendental. En Nietzsche y la filosofía Deleuze inició este intento al ensayar la
concepción de un principio genético que estuviese en oposición al formalismo del trascendentalismo clásico, sin ceder a la
conformación ante una posición psicologicista. En Diferencia y repetición se prosigue esta recuperación, destacándose la
ambivalencia involucrada, ya que si acepta que la re-conceptualización del pensamiento necesita orientarse por un dominio no
empírico, Deleuze la realización kantiana de esta idea por su secreta proyección de lo ya conocido.
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