Aplicación de la inmunofluorescencia indirecta para el diagnóstico de enfermedades infecciosas y autoinmunes
Resumen
El diagnóstico de las enfermedades autoinmunes (EAI) e infecciosas puede realizarse utilizando un
gran número de técnicas inmunológicas. Las mismas, permiten tanto la identificación como
cuantificación de los antígenos específicos reconocidos. Además, este tipo de técnicas han
evolucionado de manera importante en las últimas décadas, ya que se han desarrollado pruebas con
mayor especificidad y sensibilidad. Entre las técnicas más utilizadas se encuentra la
inmunofluorescencia indirecta (IFI), que consiste en la identificación de los anticuerpos que
reconocen estructuras antigénicas celulares nativas.
Esta técnica es un poco más compleja que la inmunofluorescencia directa (IFD), requiere más pasos
y es posible que sufra más interferencias, pero en contrapartida es mucho más flexible que una técnica
directa. En este aspecto, ya que es posible que un anticuerpo primario una a más de un anticuerpo
secundario, existe un efecto de amplificación que también aumenta la sensibilidad de la técnica.
Recordemos que los anticuerpos constan de dos partes, una región variable, que es la que reconoce al
antígeno y una constante, reconocida por el anticuerpo secundario. Asimismo, es posible que existan
varios anticuerpos que reconozcan diferentes antígenos (es decir que tengan diferentes regiones
variables) pero que comparten la misma región constante. Todos estos anticuerpos con diferentes
especificidades pueden ser reconocidos a su vez por un único anticuerpo secundario que reconozca
la región constante. Esto ahorra el esfuerzo técnico y el costo de modificar cada uno de los anticuerpos
primarios para acarrear el fluoróforo.
La interacción se evidencia por medio de un anticuerpo anti-inmunoglobulina humana, obtenido en
conejo, cabra o cobayo, dirigido contra las fracciones constantes (Fc) de las inmunoglobulinas IgG,
IgA y/o IgM. Este anticuerpo anti-inmunoglobulina humano está conjugado o acoplado a un
fluoróforo, generalmente isotiocianato de fluoresceína (FITC). Las improntas utilizadas en el ensayo,
una vez finalizada la técnica de IFI, se observan en un microscopio de epifluorescencia (Hernández
Ramírez y Cabiedes, 2010).
Sin embargo, para poder desempeñarnos de una forma más completa en el ejercicio profesional, es
relevante el manejo de los datos clínicos, lo que implica interacción activa con el equipo de salud.