Escenarios, actores y discursos en la territorialidad del Chaco
Resumen
Este trabajo no pretende brindar aportes de naturaleza histórica y geográfica sobre el proceso territorial
vivido en el Chaco, en el que tantos y prestigiosos investigadores han contribuido. Se trata de un ejercicio de
reflexión, de una mirada desde un pedestal diferente del que tradicionalmente se han observado los hechos. En
este intento, se ha buscado superar los determinismos, los prejuicios, las imposiciones ideológicas y las
especulaciones duales o binarias impuestas desde la modernidad (bueno-malo, útil-inútil, salvaje-civilizado) que
no hacen más que teñir la realidad con estereotipos que oscurecen la veracidad de los análisis. Adoptar una
concepción más crítica, flexible y empática con los objetos y sujetos de estudio y, además, presentar una
estrategia didáctica más atractiva en el tratamiento del tema, han constituido el desafío que guió esta propuesta.
La dinámica territorial no es ajena a la cotidianeidad humana, por el contrario, es el resultado de la vida de
los grupos humanos, de los pueblos, comunidades y sociedades, que en su diario trajín van generando,
incorporando o exportando ideas, convicciones, costumbres, decisiones y acciones, algunas más importantes que
otras, que van perfilando a un territorio con el paso del tiempo. Dentro de este dinamismo existe un cúmulo de
factores que inciden diferenciadamente en el espacio y en el tiempo, que pueden ser de tinte cultural, político,
económico y social. Un territorio puede constituirse centrífugamente, es decir, desde grupos humanos o
comunidades que logran imponer sus pautas en el tiempo y en el espacio hasta ser reconocidos por su identidad,
que en definitiva es una construcción socio-histórica que la diferencia de otros espacios. Pero también es común
que un territorio sea el resultado de un proceso centrípeto, vale decir que, ideas, decisiones y acciones generadas
fuera del mismo se impongan y establezcan esta construcción, incluso erosionando las peculiaridades locales o
regionales que pudieran existir. Este último caso ha caracterizado al Chaco, particularmente a fines del siglo XIX
y primera mitad del XX.
Muchos de los sucesos territoriales y vivenciales de los hombres se hallan expresados en manifestaciones
artísticas, que son interpretaciones que éstos hacen de sus realidades, generalmente mediatizadas por su cultura,
sus valores, creencias, ideas y sentimientos, que representan testimonios indiscutibles de estados y situaciones
por las que pasan las sociedades en determinados momentos de su existencia. Pinturas, canciones, danzas, obras
de teatro, películas y poesías, muchas veces expresan o reflejan fielmente las aspiraciones, conflictos, injusticias,
asimetrías, frustraciones o satisfacciones que se suscitan en un lugar. La dinámica territorial, en su estructura y
funcionamiento, puede compararse con una película u obra de teatro, en tanto presenta capítulos, actos o ciclos,
escenarios, guiones y discursos (que reflejan el ideario del guionista o director), actores con diferentes roles
protagónicos (que incluso pueden aparecer y desaparecer a lo largo del tiempo), tramas, escenas complejas y
variadas, momentos o episodios de alta acción y otros de calma, participación de un gran número de personas
(aunque no todas sean vistas en el escenario), disputas, intereses contrapuestos, personajes buenos, malos e
indiferentes, débiles y poderosos, justicia e injusticia, alegrías y tristezas, vida y muerte, principio y fin, junto a
una gama de situaciones intermedias.
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