Estudio etnobotánico de los sistemas agroforestales familiares presentes en el ingenio primer correntino, Corrientes
Resumen
Los seres humanos han dependido de las plantas desde tiempos ancestrales para satisfacer tanto
sus necesidades materiales como espirituales. Del mismo modo, en el presente se sigue dependiendo
de ellas, ya que son elementos fundamentales para la vida cotidiana y brindan permanentemente
oportunidades para mejorar la calidad de vida (Albuquerque et al., 2008).
La disciplina que se encarga del estudio de la interrelación que se establece entre las plantas y los
humanos es la etnobotánica. Este término fue acuñado por primera vez en el año 1896 por el botánico
estadounidense John William Harshberger para referirse al uso direccional de las plantas por los pueblos
originarios (Ford, 1978). Sin embargo, no fue sino hasta mediados del siglo XX que la etnobotánica paso
a ser entendida como el estudio de las interrelaciones entre los humanos y las plantas, teniendo como
objetivo de investigación no solo la planta en la dualidad estructura-función y los humanos, sino la
interrelación de los dos elementos que juntos constituyen un todo significante, analizables en términos
históricos, espaciales y temporales dentro de un contexto cultural (Albuquerque, 1997).
En este sentido la etnobótánica para llevar adelante sus estudios utiliza el conjunto de saberes
que portan las comunidades humanas referido a las plantas, el cual es definido como conocimiento
botánico tradicional o local (CBT), integrado por los conocimientos, prácticas y creencias acerca de las
relaciones entre los seres humanos y el mundo vegetal circundante, el cual además es caracterizado por
surgir de forma comunitaria y ser dinámico debido a que se gesta, reproduce y transforma a lo largo de
varias generaciones, implicando tanto procesos de cambios e innovación como de degradación y pérdida
(Pochettino et al., 2012).
Dicho abordaje reconoce la variable temporal en la conformación del conocimiento botánico
tradicional, sin embargo también puede ser creado por y residir en comunidades que carecen de
continuidad histórica y cultural (Pochettino & Lema; 2008), y derivar en el desarrollo de sistemas locales
de manejo de los recursos que permiten interpretar y responder a los cambios dinámicos de los sistemas
ecológicos en que ocurren (Berkes & Folke, 1998).
De este modo resulta evidente que tanto los conocimientos acerca de los elementos y procesos
del entorno vegetal, las relaciones que se establecen entre éstos y su potencial utilitario; como también
su significado práctico enmarcado en un sistema de creencias, valores y normas de la cultura local,
constituyen en su conjunto una manera particular de aproximarse y apropiarse de la naturaleza (Gómez
Benito, 1995; Toledo, 2005). Y por ende la forma de apropiación de la naturaleza de cada pueblo influye
tanto en la diversidad de los vegetales como en las formas de manejo, moldeando los agroecosistemas
apropiados (Paulus & Schlindwein; 2001).
El conjunto de los diferentes microambientes donde habitan y conviven humanos y plantas
presentes en los alrededores de la vivienda como los huertos, jardines, patios, chacras, entre otros, son
entendidos en este trabajo como sistemas agroforestales familiares (SAFs) (Furlan, 2017). Estos sitios
consisten en un emsamblaje de plantas, que pueden incluir árboles, arbustos y herbáceas, que son
manejados por miembros de la vivienda familiar, y que poseen múltiples usos que permiten satisfacer las
necesidades sociales, culturales y económicas de la familia (Nair, 1993; Larios et al., 2013).
Debido a que estos sistemas agroforestales varian de acuerdo a las regiones ecológicas y
geográficas se hace necesario clasificarlos. Entre los criterios más utilizados para realizar la tipificación de los mismos se encuentran la estructura, función, naturaleza socioeconómica y extensión ecológica
(Nair, 1993).
En nuestro país se han realizado diferentes trabajos orientados al estudio los sistemas
agroforestales, que en general tratan sobre los diversos espacios cercanos a las viviendas en los que se
encuentran plantas tanto especies cultivadas como silvestres, con el fin de aproximarse a un
entendimiento de su composición florística y estructura, y de cómo estos aspectos propios de su biología
guardan relación con sus múltiples usos y funciones tanto culturales como socio-económicas y
ecológicas.
Por ejemplo Pochettino et al. (2012), ha llevado a cabo un estudio centrado en el conocimiento
botánico que guía las prácticas hortícolas empleadas en los huertos familiares que incluye como áreas
de estudio a las provincias de Catamarca, Jujuy y Salta, y el noreste de la provincia de Buenos Aires, en
el área del Río de la Plata. El mismo definio a los espacios cultivados por poseer una extensión reducida
y localizarse en los alrededores de la vivienda, y tener una producción destinada al autoconsumo y
excepcionalmente para la comercialización a pequeña escala como suplemento para la economía
doméstica. Además, tales espacios se caracterizaron por ser una respuesta adaptativa de los grupos
humanos locales surgidas de sus experiencias con el ambiente, mostrando una marcada diferencia entre
los que se ubicaron en las provincias del NOA en un contexto rural, culturalmente homógeneo, con una
larga experiencia en el ambiente, y los que se ubicaron en la provincia de Buenos Aires en contextos
periurbanos, culturalmente heterógeneos, con una experiencia reciente en el ambiente.
Otro ejemplo es el del trabajo realizado en Misiones por Furlan et al. (2015) el cual tuvo la finalidad
de describir los espacios productivos denominados sistemas agroforestales familiares (SAFs), junto a las
estrategias de aprovechamiento del ambiente empleadas en ellos de acuerdo a tres tipos de perfiles de
agricultores familiares. Para ello se consideraron tres matrices de paisaje al momento de seleccionar los
SAFs: una matriz agroforestal dominada por la presencia de sistemas productivos agroforestales, una
matriz de conservación caracterizada por la presencia de áreas de conservación, y una matriz urbana
referida al casco urbano de la ciudad de Puerto Iguazú y sus zonas periurbanas. En cuanto a los perfiles
de los productores agrícolas a cargo de los sistemas, se reconocieron tres: colono, campesino y
agricultor urbano. En base a estos elementos las autoras establecieron una relación entre el diseño y
manejo de los sistemas agroforestales familiares, y la decisión que toman los diversos perfiles de
agricultores familiares al orientar sus cultivos a la industria o a la subsistencia. Debe destacarse que
dicha elección guía las estrategias productivas empleadas en los sistemas y permite aproximarlos a un
modelo de agricultura que prioriza la homogeneidad ambiental (industrial) o la heterogeneidad
(tradicional o para autoconsumo).
En países vecinos como Brasil, Albuquerque et al. (2005) ha realizado un estudio en la
municipalidad de Alagoinha, Pernambuco, destinado a contribuir al escaso conocimiento acerca de la
estructura, composición florística, diversidad, variabilidad y usos de plantas de los huertos familiares
localizados en la región de bosque seco del noreste brasilero. Siendo estos huertos comprendidos como
un tipo de sistema agroforestal, es decir, un sistema de uso de la tierra que combina el cultivo de plantas
y cría de animales en un mismo área.
Al momento para la provincia de Corrientes el único registro etnobotánico referido a un trabajo con
caracteristicas similares a lo expuesto anteriormente, es el realizado por Pirondo (2016) en la región de
los Esteros del Iberá, el cual consistió en un estudio de tipo exploratorio centrado en la identificación, análisis y registro de la interrelación establecida entre el habitante del Iberá y el recurso vegetal
circundante. En el mismo se abordaron los sistemas agroforestales, pero desde la mirada de la vivienda
del habitante de los Esteros del Iberá describiendo la vegetación circundante, junto a sus usos, pero sin
un análisis en profundidad del sistema agroforestal.
En base a lo expuesto, el presente plan de trabajo se propone como objetivo principal explorar las
funciones ecológicas, culturales y sociales de los huertos y/o jardines presentes en los sistemas
agroforestales familiares del Paraje Ingenio Primer Correntino, mediante el análisis de su composición y
estructura en conjunto con los usos y estrategias de manejo aplicados a las especies vegetales que
contienen.