Estimaciones de biomasa a partir de medidas corporales en macroinvertebrados acuáticos de la reserva natural Iberá (provincia de Corrientes)
Resumen
Los ecosistemas de humedales adquieren importancia ya que cumplen un rol fundamental en los
ciclos hidrológicos y biogeoquímicos, albergan gran parte de la diversidad biológica del planeta y
proveen múltiples servicios a la humanidad (Junk et al., 2013), tales como fuentes de agua potable y de
riego, recreación, caza y pesca, dilución de contaminantes, control de inundaciones, entre otros. Estos
ecosistemas se encuentran habitados por una gran diversidad de organismos, entre los cuales los
macroinvertebrados representan uno de los grupos más abundantes y diversos, siendo componentes
claves en el funcionamiento de estos ambientes (Batzer et al., 1999). Por otra parte constituyen el nexo
entre los productores (plantas acuáticas y algas), los peces, y las aves (Neiff et al., 2009).
En el estudio de las comunidades de invertebrados acuáticos, las estimaciones de biomasa de las
especies que conforman los distintos grupos tróficos resultan fundamentales para comprender procesos
claves del funcionamiento de los ecosistemas, tales como las relaciones en las redes o mallas tróficas,
los procesos de transformación de la energía, tasa de crecimiento, productividad secundaria y la
importancia que tienen los invertebrados en los procesos de descomposición y en el flujo de nutrientes
(Cressa, 1999a; Gomes de Brito et al.,2015). Además, en el marco del aumento de las perturbaciones de
aguas en todo el mundo, en un escenario de calentamiento global, es esencial obtener información sobre
dichas relaciones en sistemas relativamente inalterados para el desarrollo de estrategias de gestión y
conservación (Zilli et al., 2017).
Trabajos realizados en ríos de bajo orden han demostrado que conviene utilizar la biomasa como
atributo estructural de las colectividades de macroinvertebrados en lugar de la abundancia (Miserendino,
2001). Permite realizar estimaciones de transferencia de energía entre los ecosistemas acuáticos y
terrestres (Sabo et al., 2002). En términos generales los grupos de menor biomasa individual son los
más abundantes en número de individuos, es por ello que las estimaciones de biomasa aportan
información más precisa que los valores de abundancia de especies, ya que permiten una mejor
comprensión de los procesos que ocurren en el ecosistema del humedal (Gallardo, 2017).
Las estimaciones de biomasa pueden realizarse de manera directa a través del pesaje de
individuos, lo cual conlleva a que los investigadores clasifiquen, sequen y pesen repetidamente
organismos individuales o agrupados; un proceso lento y costoso que lleva a la posterior destrucción de
los ejemplares y la imposibilidad de utilizarlos para futuros estudios. Otro método (indirecto) consiste en
realizar estimaciones a partir de medidas lineales corporales (longitud del cuerpo, ancho de la cabeza,
longitud de apéndices, etc.) usando análisis de regresión (Benke et al., 1999). Este tipo de estimaciones
de biomasa resultan menos costosas que las mediciones directas y permiten conservar el material
biológico para estudios adicionales. La estimación de biomasa a partir de las mediciones corporales
lineales es generalmente más simple y precisa que las técnicas de medición directa (Stoffels et al.,
2003).
Entre los métodos indirectos, las regresiones longitud-peso seco han sido muy utilizadas para
estimar la biomasa de los invertebrados a partir de una medida de dimensión lineal, por ejemplo: longitud
total del cuerpo (Hodar, 1996; Benke et al., 1999), ancho de la cápsula cefálica (Benke, 1996; Cressa,
1999a, b; Miserendino, 2001; Sabo et al., 2002; Becker et al., 2009) y la distancia interocular (Becker et al., 2009). A pesar de la importancia de las relaciones longitud-biomasa se han realizado pocos estudios
la mayoría desarrollados para regiones templadas (Benke et al., 1999). Para la región neotropical los
estudios son aún más escasos destacándose los trabajos de Cressa (1999 a, b) en Venezuela, Becker et
al. (2009) y Martins et al. (2014) en Brasil y Miserendino (2001) y Gallardo et al. (2015) para la Argentina.
De acuerdo a Wenzel et al. (1990) las diferencias entre los valores de biomasa observados y
estimados rondan, en general, en torno al 20%, aunque Gallardo et al. (2015) no encuentran diferencias
significativas entre los valores medidos y estimados a partir de la longitud del fémur posterior en Cornops
aquaticum Brunner (Orthoptera, Acrididae). Entre los factores que influyen en las discrepancias entre los
valores observados y los estimados inciden aquellos relacionados a la heterogeneidad espacial, ya que
una misma especie en condiciones ambientales diferentes puede presentar diferencias significativas de
biomasa (Benke et al., 1999, Miserendino, 2001), pero también, y mucho más frecuente, al usar modelos
desarrollados para otras especies en otras regiones (Méthot et al., 2012). De allí la importancia de
desarrollar modelos de regresión adaptados para cada ambiente, que permitirían la realización de
estimaciones de biomasa más confiables, posibilitando una interpretación más realista de los procesos
que ocurren en cada ecosistema.
La complejidad del hábitat es uno de los factores fundamentales que determinan la distribución de
los organismos en todas las escalas espaciales y, la vegetación, es de suma importancia en el modelado
de la estructura del ambiente para los invertebrados en una variedad de sistemas (McAbendroth et al.,
2005). Bajo las mismas condiciones limnológicas, las formas de crecimiento y el tipo de macrófitas
influyeron sobre la abundancia (Walker et al., 2013) y biomasa (Tessier et al., 2004) de los
macroinvertebrados. Una herramienta muy utilizada para medir la complejidad del hábitat es el índice
fractal, el cual fue relacionado a la abundancia de los invertebrados (Ferreiro et al., 2011), riqueza de
especies (Thomaz et al., 2008), a la relación biomasa-tamaño del cuerpo y a la biomasa total de
invertebrados (McAbendroth et al., 2005).