El sujeto político de populismo una clave para pensar la relación entre populismo y democracia
Resumen
El tema que ha guiado el trabajo de investigación se centra en el concepto de “populismo” presente en la filosofía de Ernesto Laclau.
Tal como el filósofo lo deja ver en los primeros capítulos de La Razón Populista (2005) obra central en la cual lo aborda, esta
categoría ha sufrido un confinamiento a la periferia de las ciencias sociales y ha sido excluida también del ámbito de la filosofía
política por distintos discursos que a lo largo de la historia fueron delimitando un tipo de racionalidad y con ella de “normalidad” con
consecuencias en el ejercicio de la política. Es desde esta racionalidad que se señala al populismo como un “exceso peligroso”, un
“fenómeno transitorio”, “vago” e “indeterminado”.
Para hacer frente a esta marginación Laclau comprende que la tarea primordial es recuperar las lógicas específicas inherentes a
este mismo, evidenciando que, el populismo lejos de ser un fenómeno marginal, indeterminado y carente de toda racionalidad, es
una “lógica política” inscripta en el funcionamiento de todo espacio social.
Con herramientas teóricas de la lingüística, la filosofía y del conjunto de las ciencias sociales -desde teoría política hasta
psicoanálisis- propone desde el campo del pensamiento posfundacional y posmarxista un nuevo concepto de populismo construido
en oposición a las teorías esencialistas de lo social convencidas de su homogeneidad y plenitud. Laclau va a considerar a la
sociedad en términos de una formación discursiva precaria, en la cual los procesos y practicas adquieren un significado
específico y un lugar social ligado al orden simbólico predominante siempre posible de ser modificado. El autor comparte con la
tradición heideggeriana la tesis que postula la pérdida de aquella solidez ontológica que mantenía la creencia en un fundamento
último de lo social. En consecuencia, adquiere protagonismo la categoría de “hegemonía” gramsciana propiciando una automática
centralidad de la política, como necesaria institución de lo social -ese espacio que necesita ser “constituido” una y otra vez porque su
fundamento último se ha perdido- es decir, como un mecanismo de articulación constante de identidades políticas sobre un terreno
fracturado y primario, no derivables ya de ninguna “realidad” subyacente, como las leyes económicas de movimiento ni cualquier
otra.
El populismo en este marco, es un fenómeno político siempre presente de estructuración de la vida política, que en la instauración de
una hegemonía y en la construcción de identidades populares refleja su lógica interna. En este marco, nos preguntamos ¿cuál es la
relación que tendrá el “populismo” con el concepto de “democracia”? El trabajo se propone explicitar en qué medida esta dinámica de
construcción de identidades que realiza el populismo, podría resultar compatible y beneficiosa o peligrosa para la democracia.
Para el abordaje del problema se ha optado en una primera etapa por una metodología analítica-comprensiva en torno a la lectura de
las dos principales obras del autor: Hegemonía y estrategia socialista (2004) en la cual comienza a sentar las bases de un concepto
de populismo y “La razón populista” (2005) en la cual este madura habiendo podido realizar una reconstrucción conceptual de los
supuestos ontológicos que fundamentan la propuesta. En una segunda etapa se ha comenzado a sistematizar el complejo proceso
descripto de construcción de identidades y sujetos políticos, a partir de una lectura crítica-comparativa de los debates mantenidos
entre el filósofo y pensadores como Slavoj Žižek, Michael Hardt y Toni Negri.
En el estadio actual de la investigación se ha logrado delimitar elementalmente un concepto de populismo, aunque se evidencio que
este no tendría más alcances que el de servir como categoría de interpretación general y abstracta sobre las formas de construcción
de las identidades políticas, sin brindar coordenadas normativas que nos permitan dirimir cuándo la construcción populista es
democrática o más bien de tintes totalitarias. Podemos decir que el populismo es necesario para la democracia en tanto que
“construye un pueblo” pero que no es necesariamente democrático.