Disponibilidad de espacios verdes en la ciudad de Resistencia. Estudio mediante la aplicación de sistemas de información geográfica
Resumen
En el marco de toda planificación urbana es necesario considerar la reserva de espacios verdes públicos.
Las áreas verdes son sitios para recreación en la mayoría de las ciudades, especialmente para los residentes de menores ingresos.
Éstos tienden a frecuentar más los parques locales que los ciudadanos más ricos debido a limitaciones financieras y restricciones en
su tiempo libre.
La vegetación reduce el brillo y el reflejo del sol, complementa las características arquitectónicas y atenúa la dureza de vastas
extensiones cubiertas de cemento. Suficientes espacios verdes hacen las zonas de una ciudad estéticamente placenteras,
resultando atractivas tanto para los residentes como para los inversionistas (Sorensen et al., 1998). Por lo tanto, no debemos dejar
de mencionar su impacto positivo en la valorización de inmuebles (Lin et al., 2013).
Los beneficios de las áreas verdes urbanas para salud son considerables, aunque resulte difícil cuantificarlos. Ulrich (1990)
descubrió que los pacientes que convalecían en hospitales se recuperaron mucho más rápido cuando estaban en cuartos con vistas
hacia los árboles y escenarios al aire libre. Pecurul et al. (2007), expresan que la naturaleza reduce las actitudes violentas de las
personas y ayuda a enfrentar la vida de una forma más positiva, especialmente en zonas urbanas. Además fomenta el bienestar
psicológico y aumenta la productividad y la concentración de los trabajadores. Por otro lado, investigadores como Takano, Nakamura
y Watanabe (2002) afirman que vivir en áreas con espacios verdes transitables a pie influye de manera positiva en la longevidad de
las personas.
Sumado a eso, analizando el impacto ambiental, Peschardt et al. (2012) y Rahnama y compañía (2013), manifiestan que los
espacios verdes son importantes en la absorción de agua de lluvia y de contaminantes, y además ejercen un efecto mitigador del
calor.
El presente trabajo de investigación tiene por finalidad contribuir al conocimiento y al debate de este campo analizando un caso
específico: la ciudad de Resistencia. Se busca dar a conocer la disponibilidad de espacios verdes por habitante en dicha ciudad, en
el año 2016, y además exhibir las desigualdades en la distribución espacial y en la calidad de los mismos.
Se identificaron y demarcaron con polígonos los espacios verdes públicos de la ciudad de Resistencia utilizando información y
planos georreferenciados dentro del marco de un Sistema de Información Geográfica. Asimismo se calcularon las áreas de sus
superficies (m2) y se realizó una clasificación de dichos espacios en función de su calidad. Luego, se dividió a la ciudad en cuatro
cuadrantes (Norte, Oeste, Sur y Este).
Finalmente se calcularon “índices verdes”, que relacionaron los metros cuadrados de superficie verde disponibles con el número de
habitantes (m2/hab) para la ciudad en general, y para cada cuadrante en particular. Se compararon los resultados obtenidos con el
valor recomendado por la Organización Mundial de la Salud, de 10 m2 per cápita. Estas comparaciones se realizaron también
teniendo en cuenta distintas calidades de espacios verdes.
Los resultados fueron contundentes. La suma de las áreas de todos los polígonos dibujados indica que la ciudad de Resistencia
posee una superficie verde total de 4.576.023,92 m2 y, teniendo en cuenta que el número de habitantes de la misma en el año 2016
sería de 309.522 personas, se obtiene un índice de 14,78 m2 por habitante, lo cual satisface lo propuesto por la Organización
Mundial de la Salud. Sin embargo, esta cifra involucra a todos los espacios verdes, sin discriminarlos por su estado de
mantenimiento ni por su valor paisajístico, ni por la aptitud de los mismos para permitir una interacción física agradable entre el ser
humano y la naturaleza.
Si nos ponemos un poco más exigentes y consideramos sólo a aquellos espacios verdes de calidad media y alta (es decir,
descartamos las áreas verdes de baja calidad), la relación se reduce a 6,9 m2 de espacio verde por persona, lo cual resulta
preocupante. Además, si se realiza dicho análisis por sectores, sólo el cuadrante Norte alcanzaría la cifra recomendada por la OMS.
Se puede decir, entonces, que la falta de planificación se hace evidente en la capital chaqueña, donde si no fuera por las plazas del
casco histórico de la ciudad y la creación de parques y plazoletas en áreas refuncionalizadas, los principales espacios verdes serían
canteros de avenidas.
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