La vulnerabilidad ambiental frente a los riesgos de origen climático: la influencia de los ciclos secos y húmedos en el norte argentino
Resumen
tienen su origen en la naturaleza y que amenazan
vidas y bienes materiales. A menudo,
los riesgos naturales pueden pronosticarse ya
que tienden a ocurrir repetidamente en las
mismas zonas geográficas porque están relacionados
con las pautas climatológicas o las
condiciones físicas de un área.
Los principales riesgos naturales de
origen climático que afectan las llanuras del
Norte de nuestro país son sequías e inundaciones,
eventos que a su vez, están relacionados
con la cantidad y variabilidad de las precipitaciones.
Debido a las características del clima
subtropical, propio de estas planicies, la cantidad
de precipitación puede fluctuar no sólo
de un año a otro ó de una estación a otra, sino
también interdecenalmente. Las décadas
de 1930 y 1940 presenciaron en general, una
funesta encadenación de años secos que generaron
sequías extremas. Por el contrario,
los años 1980 y 1990 fueron bastante más
lluviosos que el promedio, y dieron lugar a
grandes inundaciones, tanto pluviales como
fluviales. La primera década del siglo XXI
por su parte, parecería haber regresado a las
condiciones anteriores, a tal punto que muchos
especialistas consideran que el ciclo
húmedo terminó y se restablecieron las condiciones
más secas que caracterizaron las
décadas de 1930 y 1940.
La variabilidad de los montos pluviométricos
por su parte, “es tanto temporal como
espacial y está relacionada con la dinámica general
de la atmósfera, de la que dependen el régimen
pluviométrico anual y las oscilaciones interanuales, y
con la topografía y el relieve, que introducen desequilibrios
muy marcados en la distribución espacial de las
precipitaciones” (Fernández García, 1996: 104).
La variabilidad supone una amplitud interanual
pequeña en las regiones húmedas, como
lo es el sector oriental de nuestra área de
estudio, pero la misma aumenta a medida que
nos trasladamos hacia el oeste alcanzando los
valores más elevados en las localidades de
Tucumán y Santiago del Estero, ya que la variabilidad
aumenta a medida que disminuyen
las precipitaciones. No obstante, y para evitar
una interpretación errónea, Schwerdtfeger y
Vasino (1954: 180) señalan que “debe recordarse
que el aumento secular de las lluvias no guarda necesariamente
equivalencia directa con una disminución
del peligro de sequías. Este peligro depende también
de la temperatura y de la distribución temporal más o
menos uniforme de las precipitaciones…”
De allí que, el Norte Argentino se caracterice
por presentar sequías e inundaciones
recurrentes a lo largo del tiempo, si bien
actualmente ambas se encuentran agravadas
por la acción humana, algunas veces por la
construcción de infraestructura, como ocurre
con las inundaciones urbanas, en otros casos
por la instalación de la población en lugares
no aptos para habitar, tales como valles fluviales
de inundación, lagunas desecadas y
posteriormente rellenadas. Como bien lo expresa
Haggett (1988: 140) “las características geofísicas
continúan siendo las mismas, pero han aumentado
los riesgos. En tanto ha crecido la población
humana, ha presentado una tendencia a desplazarse
hacia áreas de mayor atractivo pero de mayor riesgo
ambiental”.
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