Procesos de patrimonialización del chamamé en la provincia de Corrientes. Aportes de actores sociales claves (año 2010-2020) en la declaración como Patrimonio cultural inmaterial de la humanidad
Resumen
En virtud del reconocimiento que ha recibido el Chamamé como Patrimonio Cultural, tanto a nivel provincial, nacional y de la
humanidad, en la presente comunicación se exponen los avances de una investigación en la que se aborda el análisis de los
procesos de patrimonialización del Chamamé en el camino de su postulación como Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) de la
Humanidad. Para ello se definieron una serie de variables a abordar que van desde los requisitos formales de postulación, el análisis
de antecedentes y marcos jurídicos que le dieron lugar, antecedentes sociales, políticos e institucionales que gestaron su valoración,
y particularmente la relación de la manifestación con los diferentes actores sociales, con la comunidad que ha intervenido o participo
en este proceso. En este sentido se entiende, como plantea la Convención de UNESCO para la Salvaguarda de PCI, 2003, que es la
dimensión colectiva el rasgo que define al patrimonio Inmaterial, por ello interesa particularmente explorar el modo y el grado de
participación que los diferentes actores han tenido en el mencionado proceso.
En cuanto al proceso de patrimonialización el trabajo retoma los aportes de Amescua Chávez (2013) “como un proceso de
significados profundamente relacionados con el contexto de producción, reproducción, dados por los diversos actores sociales que
intervienen de manera activa y pasiva, con la característica de estar en constante movimiento, en articulación de significaciones,
intereses, apropiaciones, posicionamientos, valoraciones, que responden en los cambios intrínsecos de la vida de una cultura”. Por
su parte Rebollo Cruz (2017) plantea que un proceso de patrimonialización proviene del interés primario de sus creadores,
practicantes o portadores del conocimiento, al valorar sus expresiones culturales. La valoración del chamamé es clara, cuando se
logra apreciar que los practicantes de una cultura, en este caso la comunidad chamamecera, tiene y mantiene sus expresiones
culturales a lo largo de los años, transmitiéndolas de generación en generación: su salvaguarda está sujeta al interés de vivirlas,
sentirlas, compartirlas, renovarlas migrarlas e incluso suspenderlas en el tiempo para renovarlas después y mantenerlas en la
memoria colectiva, con la intención de conservar esos conocimientos que han sido heredados de los abuelos, y que hoy dan el
sentido de ser y estar de los individuos que conforman esta cultura. Todo este entramado de significaciones da sentido de
pertenencia a los grupos sociales y que se vivencia en la multiplicidad de identidades dentro y fuera del grupo. Siguiendo a Mendoza
Mejía (2018), y entendiendo que el patrimonio cultural es una construcción social en permanente reelaboración, vinculado con las
capacidades de agencia en el reconocimiento, selección o legitimación /oficialización del mismo, resulta fundamental poder proponer
lecturas que permitan reconstruir las redes sociales que le dan sentido.
En cuanto al abordaje metodológico, particularmente referido a la identificación de la comunidad y actores claves, se adopta el
enfoque y técnicas de la metodología de Mapeo de Actores Claves (MAC), ampliamente utilizada en el análisis social y en procesos
de incidencia político-institucional como es la formulación de políticas públicas. Se encuentra estrechamente relacionado con la
teoría de redes sociales, y permite identificar las distintas instituciones que conviven en un ámbito territorial y poseen características
que se consideran relevantes para la planeación e implementación de una estrategia en el campo específico del desarrollo (Tapaella,
2007). No solo consiste en elaborar un listado de posibles actores, sino conocer sus acciones, los objetivos o interés que motiva su
participación y sus perspectivas en un futuro inmediato (Ceballos, M. 2004). Esta herramienta descansa sobre el supuesto de que la
realidad social se puede ver como si estuviera conformada por relaciones sociales en las que participan actores e instituciones
sociales de diverso tipo. Los conjuntos de vínculos o de relaciones sociales forman redes y según sea la posición que los distintos
actores ocupan en dichas redes, van a definir sus valores, creencias y comportamientos.
La identificación de fuentes primarias y secundarias, el análisis de diversos documentos, bibliografías, artículos, notas periodísticas,
páginas web, se avanzó en la identificación de diversos actores, y se los ordenó por categorías acorde al análisis de poder-interés,
que propone Gardner (1989). Posteriormente, se elaboró una clasificación distinguiendo entre los participantes aquellos que
representan a los sectores gubernamentales, los no gubernamentales y la comunidad portadora en general (bailarines, músicos,
periodistas). Se indicó en este ordenamiento el nivel de participación en las instancias de toma de decisiones del mencionado
proceso, así como también aquellos que participaron con su firma en los consentimientos que fueron presentaron ante la UNESCO,
Por otro, se avanzó en la recuperación de relatos de estos actores refiriéndose a su experiencia en el proceso de valoración y
legitimación del chamamé. Se trabaja en la actualidad en el análisis de los consentimientos que han firmado la comunidad en
general, tomándolos como una herramienta más que permite aproximar una idea del perfil de la comunidad involucrada.